"Si abrí
la ventana fue para ver la luna creciente en los ojos de los veintiún gatos que habitan mi casa. Sí caminé descalza por el
pasillo fue para sentir el calor de tus huellas. Si salí a la noche fue para
buscar sobre las calles y las aceras todos los adioses pospuestos. Pero de
pronto me encontré mirando a los astros desde aquella noche fría en que dormí a tu lado
en medio del monte a la espera de una lluvia de estrellas ¿recuerdas? Te cuento
que miraba el cielo cuando me llamó mi padre desde su palacio blanco –Ya es
hora. –dijo. Y me quité la ropa y me quité la piel y subí la escalinata de
piedra convertida en niebla. Quise dormir entre sus manos y sólo puede
acurrucarme junto a sus versos. Dormí y soñé que tecleaba un poema en la Olivetti
roja mientras la tarea escolar esperaba su turno, que iba en una procesión de
sombras que cantaban plegarias, que bebía agua de plata de un estanque de
piedra, que llegaba a una ciudad desconocido donde viento decía mi nombre, que
tenía una hija color Visnú y que de
pronto te encontraba… –Ya es hora. –dijo. Y abrí los ojos y mire las montañas que
rodean el valle. Tomé el cuchillo de obsidiana que dio mi padre y sólo brotaron
palabras".
Ana María Vázquez Salgado
Hola Ana me gusta como escribes,
ResponderEliminarque tengas un buen fin de semana.
un saludo.