viernes, 18 de enero de 2013

"Si abrí la ventana fue para ver la luna creciente en  los ojos de los veintiún gatos que  habitan mi casa. Sí caminé descalza por el pasillo fue para sentir el calor de tus huellas. Si salí a la noche fue para buscar sobre las calles y las aceras todos los adioses pospuestos. Pero de pronto me encontré mirando  a los astros  desde aquella noche fría en que dormí a tu lado en medio del monte a la espera de una lluvia de estrellas ¿recuerdas? Te cuento que miraba el cielo cuando me llamó mi padre desde su palacio blanco –Ya es hora. –dijo. Y me quité la ropa y me quité la piel y subí la escalinata de piedra convertida en niebla. Quise dormir entre sus manos y sólo puede acurrucarme junto a sus versos. Dormí y soñé que tecleaba un poema en la Olivetti roja mientras la tarea escolar esperaba su turno, que iba en una procesión de sombras que cantaban plegarias, que bebía agua de plata de un estanque de piedra, que llegaba a una ciudad desconocido donde viento decía mi nombre, que tenía una hija color Visnú  y que de pronto te encontraba…  –Ya  es hora. –dijo.  Y abrí los ojos y mire las montañas que rodean el valle. Tomé el cuchillo de obsidiana que dio mi padre y sólo brotaron palabras".
Ana María Vázquez Salgado

1 comentario:

  1. Hola Ana me gusta como escribes,
    que tengas un buen fin de semana.
    un saludo.

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